¿Qué son los desbordes emocionales?
Los desbordes emocionales son reacciones naturales, involuntarias, automáticas y pasajeras de nuestros niños. Son reacciones completamente normales. Lo anormal es que los adultos no acompañen a los niños en el manejo de estas desregulaciones y no descubran qué está pasando. Los desbordes emocionales son la manera en que los niños expresan sus inconformidades, incomodidades o algo que no les gusta, y aunque pueden ser desafiantes para los adultos, es importante comprender que son parte del desarrollo normal de los niños. Es su forma de decir: "Hey, está pasando algo, no me gusta, no me siento cómodo".
Causas comunes de los desbordes emocionales
Necesidad de movimiento: Los niños pueden desregularse cuando están incómodos o quietos mucho tiempo. Necesitan moverse.
Necesidades básicas insatisfechas: Revisa si tienen hambre, sueño o frío.
Exceso de pantallas: La exposición excesiva a pantallas puede afectar su comportamiento.
Enfermedad: Una enfermedad puede causar irritabilidad y desregulación.
Falta de límites: A veces, los niños piden a gritos que se les pongan límites y sientan que el adulto está a cargo.
Temperamento y perfil sensorial: Algunos niños son más reactivos y sensibles a los estímulos ambientales.
Dificultad para atender y focalizarse: Cada niño tiene su propia capacidad de atención y resistencia.
Estado de ánimo y condiciones ambientales: Los ruidos, la fatiga y otras condiciones pueden sacarlos de su tranquilidad.
Estilos de crianza de los padres: La forma en que los padres reaccionan ante los comportamientos de los niños influye.
Creencias limitantes de los padres: Ciertas creencias pueden hacer que la crianza sea más compleja.
Recomendaciones para manejar los desbordes emocionales
1. Convertirnos en detectives sensoriales y traductores emocionales:
Observar atentamente a nuestros hijos para identificar las posibles causas de sus desregulaciones.
Ayudarlos a expresar sus emociones de manera adecuada, poniendo palabras a sus sentimientos.
2. Revisar nuestra propia infancia:
Nuestras respuestas a menudo reflejan patrones de nuestra crianza.
Reflexionar sobre cómo reaccionábamos ante las emociones en nuestra niñez y cómo esto puede influir en nuestra forma de criar a nuestros hijos.
3. Aprender sobre el desarrollo del niño:
Conocer las características del desarrollo en las diferentes etapas de la infancia para comprender mejor las necesidades y comportamientos de nuestros hijos.
4. Investigar el funcionamiento del cerebro:
Comprender cómo funciona el cerebro de un niño nos permite entender mejor sus reacciones emocionales y cómo podemos ayudarlos a regularse.
5. Respetar las diferencias individuales:
Cada niño es diferente y tiene su propia forma de expresar sus emociones. Es importante evitar comparaciones y aceptar las diferencias.
6. Anticipar las rutinas:
Establecer rutinas claras y predecibles ayuda a los niños a sentirse seguros y organizados, lo que puede reducir las desregulaciones emocionales.
7. Utilizar una comunicación asertiva:
Hablar a los niños con claridad, utilizando un lenguaje sencillo y mirándolos a los ojos.
8. Practicar la empatía:
Ponerse en el lugar del niño para comprender mejor sus sentimientos y cómo podemos ayudarlo.
9. Enseñar habilidades sociales y emocionales:
Ayudar a los niños a desarrollar habilidades como pedir prestado, compartir, expresar sus necesidades de manera adecuada, etc.
10. Enfocarnos en las habilidades, no en las consecuencias:
En lugar de castigar al niño por su comportamiento, enfocarnos en enseñarle las habilidades que necesita para regular sus emociones.
11. Recordar que los niños no son adultos en miniatura:
Los niños aún están en desarrollo y no tienen la misma capacidad de control emocional que un adulto.
12. Ser pacientes y persistentes:
Cambiar el comportamiento de un niño requiere tiempo, esfuerzo y paciencia.
13. Buscar ayuda profesional si es necesario:
Si las desregulaciones emocionales de un niño son muy intensas o frecuentes, es importante buscar ayuda profesional.
Recuerda, los niños no son groseros, impacientes, caprichosos o manipuladores. Están aprendiendo y necesitan tu guía amorosa. La disciplina y la autorregulación son claves en la crianza. Existe otra manera diferente para criar a nuestros hijos con respeto y comprensión.
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