Compartir diariamente con niños en edad preescolar me ha permitido vivir situaciones que me dejan con un sabor de incertidumbre frente a lo que les espera a los niños de hoy. Veo a sus padres mostrando preocupación e impotencia frente a la malacrianza, la falta de límites y la desobediencia. Algunas personas opinan que los niños necesitan una pela o mano dura, mientras que otras creen que no se les debe pegar y que debemos dejarlos hacer. Como educadora, me pregunto qué hacer frente a tantas teorías y posiciones que se dejan ver en las redes.
Hay conceptos como la crianza con apego, crianza respetuosa, la crianza positiva, la disciplina consciente, la psicología actualizada y otros, que pueden dejar a los padres llenos de conceptos y sin criterios propios para educar. Cuando veo a los niños con comportamientos de inseguridad, miedo y temor, pienso que algo estamos haciendo mal. Queremos tener la mejor teoría para orientar a los padres y evitar el sufrimiento de los niños y los daños emocionales que sabemos que causan los gritos, las pelas y otras formas de castigo físico.
Es extraño que en los lugares donde trabajamos con niños, no maltratamos, no gritamos y no utilizamos el castigo físico. Esto hace que los padres nos pregunten cómo logramos que los niños estén tan atentos, obedientes, responsables y cooperativos. Esto significa que existe otra manera y que se puede hacer diferente.
¿Cuál será entonces el camino?
Establecer límites claros y consistentes: Los niños necesitan límites claros y consistentes para sentirse seguros y protegidos. Los límites deben ser establecidos de manera amorosa, respetuosa y con firmeza, y deben ser coherentes con los valores y principios familiares.
Fomentar la comunicación efectiva: Es importante establecer una comunicación efectiva y abierta con los hijos desde temprana edad. Los padres deben escuchar activamente y tratar de entender los sentimientos y pensamientos de sus hijos, y a su vez, expresar sus propios sentimientos y pensamientos de manera respetuosa y clara.
Practicar la empatía: La empatía es fundamental en la educación de los hijos, ya que les ayuda a comprender y a respetar los sentimientos y necesidades de los demás. Los padres deben enseñar a sus hijos a ponerse en el lugar de los demás y a ser sensibles a sus necesidades.
Enseñar a resolver conflictos: Los conflictos son parte de la vida y es importante que los niños aprendan a resolverlos de manera efectiva y respetuosa. Los padres deben enseñar a sus hijos habilidades de resolución de conflictos como el diálogo, la negociación y el compromiso.
Fomentar la autonomía y la responsabilidad: Los niños deben aprender a ser responsables y autónomos desde temprana edad. Los padres deben brindarles oportunidades para tomar decisiones y asumir responsabilidades de acuerdo a su edad y madurez.
Practicar el amor y la comprensión: El amor y la comprensión son fundamentales en la educación de los hijos. Los padres deben demostrar amor y cariño hacia sus hijos de manera constante y fomentar la autoestima y la confianza en sí mismos.
Con estas herramientas, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar una salud mental y emocional sólida y a convertirse en adultos felices y exitosos.
Educar a los hijos no es tarea fácil, pero con herramientas prácticas y específicas como establecer límites claros y consistentes, fomentar la comunicación efectiva, practicar la empatía, enseñar a resolver conflictos, fomentar la autonomía y la responsabilidad, y practicar el amor y la comprensión, los padres pueden educar a sus hijos de manera efectiva y respetuosa. Una buena educación infantil es fundamental para el desarrollo saludable de los niños y su futuro éxito en la vida.
‘SI DESDE EL INICIO NOS CONTARÁN QUE EN LA INFANCIA SE DEFINE LA SALUD MENTAL Y EMOCIONAL DE UN ADULTO….
ENTONCES TRATARIAMOS CON MÁS AMOR EL ALMA DE LOS NIÑOS”